La nave de barricas acoge el vino para iniciar su proceso de crianza en un bonito marco que nos recuerda a una abadía.
Este espacio reune unas perfectas condiciones de temperatura y humedad constantes debido a su ubicación privilegiada en los subsuelos de la bodega. Unos espléndidos rosetones crean una mágica luz indirecta para la quietud de los vinos.